Siempre he dicho que tengo un problema en los pies –no les gusta estar quietos- siempre están buscando a dónde ir. No porque no les guste donde están, Quito es un lugar que les hace feliz, pero por alguna razón siempre quieren ver más; buscan aprender más. Hace un tiempo, mi hermana menor se fue a vivir a los Estados Unidos en un pueblito cerca de Filadelfia. No sólo me atraía la idea de conocer esa ciudad, sino de ver cómo la gente de sus alrededores viven como si estuvieran en el siglo pasado: los Amish de Pennsylvania.
Aterricé en el JFK en Nueva York, una de mis ciudades favoritas en el mundo – claro que hasta esa fecha mis experiencias en esta ciudad habían sido en el lado increíble, viviendo a cinco minutos del Central Park en un edificio de lujo, comiendo en lugares caros, yendo a conciertos y obras de teatro; visitando museos; yendo de compras – en fin, sintiéndome en la cima del mundo. Salí del aeropuerto y tomé el metro hacia Queens, uno de los otros lados de la ciudad -no tan increíbles como Manhattan- Llegué a un barrio tranquilo con casitas una pegada a la otra; todas de piedra o ladrillo visto, con gradas en la entrada y letreritos que daban la bienvenida a los transeúntes. Algunas tenían flores en la entrada, otras gnomos de cerámica y otras hasta muebles y parrillas instaladas en los garajes.
Era una realidad diferente -más familiar se podría decir- especialmente porque mientras caminaba por estas calles vacías y pasaba por las ‘bodegas’ -como llaman los latinos a las tiendas- lo único que escuchaba era español y reggaetón a todo volumen en los autos súper tuneados que pasaban por ahí, además de uno que otro coqueteo.
La casa a la que llegué estaba llena de latinos -no todos legales en el país- me sorprendió saber que a pesar del tiempo que ya todos vivían ahí, su conocimiento del idioma, la ciudad, el uso del metro y otras cosas –para mi importantes- no eran de su interés. En todo caso, antes de juzgar, pensé que siempre era mejor observar y conocer sus razones.
La casa a la que llegué estaba llena de latinos -no todos legales en el país- me sorprendió saber que a pesar del tiempo que ya todos vivían ahí, su conocimiento del idioma, la ciudad, el uso del metro y otras cosas –para mi importantes- no eran de su interés. En todo caso, antes de juzgar, pensé que siempre era mejor observar y conocer sus razones.
Una de las chicas que vivía ahí era de Republica Dominicana, ella vino a los Estados Unidos para estudiar: su papá era el alcalde de la ciudad de donde ella venía y quería estudiar administración para ayudarlo con sus negocios. No mucho tiempo después de haber empezado sus clases, conoció un chico de quien se enamoró. Para no alargar su historia, su hijo tiene ahora ocho años, él no conoce a su papá pero esto no parece preocuparle; su mamá le dedica todo su tiempo y cariño. Estaban las dos hermanas que en Colombia trabajaban como modelos, la una muy alta y guapa, la otra no tanto. No parecían venir de un nivel cultural muy alto, puesto que sus conversaciones eran demasiado simples y poco interesantes. Su madre quiso suicidarse después que su esposo la dejara y se fuera a vivir a Venezuela; ahora divorciada vive en Bogotá en una clínica psiquiátrica, la cual ellas tienen que pagar.
Mis pies tuvieron que continuar su camino; en un bus llegué después de un par de horas a Bloomsburg, donde me esperaba mi hermana a quien no había visto en dos años. Siempre se siente bien verla –es tan natural reírnos de todo y de nada. En la casa donde ella vivía también se escuchaba el español: ahí vivía una chica de México y otra de España –aunque con sus historias y realidades pude relacionarme mejor- llegaron ahí en un programa de estudios internacionales al igual que mi hermana. Es extraño decir esto, pero fue un alivio estar ahí.
Todas las casas y edificios del lugar tenían inscripciones sobre eventos históricos que habían sucedido ahí. En una de esas casas asistí a una fiesta de disfraces, todos vestidos como en los años 20: la mafia italiana, rusa, latina, entre otras. El objetivo era descubrir al asesino del dueño de la casa (Clue). Fue muy divertido seguir las pistas; recorrer esta casa tan antigua y con tanta historia y a la vez conocer a tanta gente de muchos lugares del mundo que estudiaban ahí.
Al día siguiente mi hermana y yo viajamos a Philadelphia, la ciudad más grande de Pennsylvania y que además, fue algún día la capital provisional de los Estados Unidos. William Penn la bautizó como la ciudad del Amor Fraternal –philos que significa amor y delphos que significa hermano- Esta es una de las ciudades más antiguas del país, así que la caminata cultural iba a ser emocionante y muy enriquecedora. Mis pies se sentían con mucha energía para empezar el día visitando antes que nada la casa de Benjamin Franklin y el Museo de las Artes con un graderío famoso donde se filmó la película de Rocky.
Da la casualidad que ese día era Viernes Santo y en las calles había muchos niños que iban a una pequeña feria de Pascua; nos llamó la atención porque ahí regalaban orejas de conejo. Las aceptamos con una gran sonrisa y así, haciendo honor a nuestro apodo familiar, caminamos por las callecitas de ensueño rodeadas de unas hermosas casas y árboles primaverales; cruzamos el puente sobre el rio Delaware, nos tomamos fotos en la Campana de la libertad y en el Independence Hall donde fue firmada la declaración de independencia -todo esto acompañado de sinceras sonrisas de la gente que pasaba; comentarios muy divertidos y lo mejor de todo, las caras de sorpresa de todos los niños con los que nos cruzábamos.
Vista desde Museo de las Artes |
Había una gran avenida donde estaban las banderas de todo el mundo; esta nos llevó al parque Love y al parque Fairmount donde nos tomamos fotos muy divertidas bajo los árboles de primavera -imitando a las turistas asiáticas que hacían lo mismo- Mis pies ya cansados me pidieron un descanso, así que nos sentamos en una de las banquitas donde pudimos ver todo tipo de actividad artística y deportiva: tap dancing en patines, músicos, ciclistas y mucha gente que compartía con sus amigos y familias de comida bajo el sol.
En la noche fuimos a South Street donde los almacenes, restaurantes, luces y música cobraron vida; había mucha gente disfrazada de zombies –en referencia al día de resurrección de Cristo, me imagino- así que nuestras orejas de conejo ya no eran una gran atracción, sin embargo, para nosotras fue el toque que hizo de nuestro día, un día muy especial ¡Philly nos dio un día sensacional!
En el día, esta calle se transforma en un lugar de cultura y conciencia ‘verde’, muchos de los talleres, museos y almacenes que ahí existen buscan de cuidar de nuestro medio ambiente; dando muchas ideas sobre qué hacer con la basura.
En el día, esta calle se transforma en un lugar de cultura y conciencia ‘verde’, muchos de los talleres, museos y almacenes que ahí existen buscan de cuidar de nuestro medio ambiente; dando muchas ideas sobre qué hacer con la basura.
Mural hecho con basura |
El philos delphos fue el punto máximo y más importante de este viaje, nunca me había sentido más cercana a mi hermana y más conectada con nuestras ideas.
Las risas imparables y el cariño que nos tenemos hicieron nuestra visita a Philly el mejor feeling que yo había tenido en mucho tiempo.
Las risas imparables y el cariño que nos tenemos hicieron nuestra visita a Philly el mejor feeling que yo había tenido en mucho tiempo.
Con historias felices y otras trágicas de la gente con la que me encontré en este viaje, pude ver que hay pies que no eligen donde estar y que a pesar de todo lo que tienen que caminar y sacrificar, solo les interesa encontrar una vida mejor. Existen otros pies que pueden ir a donde quieran y buscan aprender más y más de la vida; hay otros que no les importa cuánto haya que caminar si eso significa llegar hasta la gente que aman.
6 comentarios:
me encanta!!!
...mapache pata de perro con orejas de conejo!
jaja! te extrano pach!
que bien pasamos :)
Par de conejas hermosas. Andrea, me encantan tus historias, ya he intentado poner otros comentarios, así que ahora no me extiendo, ya que en otro estuve como media hora escribiendo y se fue el comentario. Besos
oooh! gracias ñaño... tu me inspiraste a hacer esto!! Intenta dejar el otro comentario, me encantaria leerlo :)
A mi me encantó el juego de Clue en la casa, y todo realmente, besitos
estuvo muy divertida la fiesta!! Parecia que estabamos en alguna pelicula o algo asi :)
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